SM el Rey dirigió un mensaje en ocasión de la celebración del sexagésimo aniversario de la declaración universal de los derechos humanos, pronunciado por el sr. Mohamed Moatassim, Consejero de SM el Rey, en una reunión especial del CCDH celebrada miércoles en Rabat.
El texto del mensaje de Su Majestad :
'Loor a Dios único,
la oración y el saludo sean sobre
nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros.
Señoras y Señores,
Marruecos, como es habitual, conmemora el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que representa una ocasión para reiterar nuestro sólido aferramiento a los derechos humanos, en su dimensión universal y global, haciendo de su materialización en una ciudadanía digna para todos los marroquíes, Nuestra doctrina de gobierno.
De igual modo, queremos reiterar el firme compromiso de Marruecos para con los nobles valores y principios consagrados por esta histórica Declaración, que ha constituido una base para pactos internacionales y regionales que han hecho de los derechos humanos un patrimonio compartido por toda la humanidad, en aras de forjar un mundo en que imperen la fraternidad, la paz, la justicia, la dignidad y la igualdad.
Asimismo, queremos destacar la elección que se ha hecho del lema «Dignidad y justicia para todos», para conmemorar la efemérides, no sólo como un mero lema enarbolado en una determinada ocasión, sino como una reivindicación esencial para todos los miembros de la familia humana, especialmente las categorías y regiones que siguen conociendo la humillación, la opresión y la pobreza.
Por ello, la materialización de este lema en la realidad, requiere el firme compromiso, la participación concreta y la militancia sincera, a fin de llevar a cabo las reformas y los cambios requeridos, con toda prudencia, valor y determinación.
Sobre esta base, empeñados estamos en hacer de la conmemoración, por nuestro país, de este sexagésimo aniversario, una expresión de nuestra determinación de seguir hacia adelante en el camino de la edificación del Estado de derecho, de la ley y de las instituciones.
Nuestro propósito final no es otro que el de conceder al Estado y a la sociedad marroquíes la posibilidad de acumular mayores logros, con vistas a elevar su transición democrática al más alto nivel.
En este sentido, los logros que hemos alcanzado, merced a una sincera voluntad nacional, vienen a constituir un honroso capital, considerado como la fuente de un unánime orgullo nacional así como de una consideración internacional.
He aquí un rico capital que, si bien no podemos exponer de modo pormenorizado en este mensaje, destacaremos sus aspectos más relevantes.
En primer lugar, cabe citar la consolidación de los derechos civiles y políticos, encabezados por el afianzamiento de la igualdad entre hombres y mujeres, afirmada por el Código de la familia, que se considera como una pionera y fructífera medida en este ámbito. Así pues, empeñados estamos en consagrar la ampliación del espacio de la libertad de expresión y de opinión, bajo todas sus formas, en el seno de la ley.
En segundo lugar, destaca el éxito alcanzado por Marruecos en la consecución de la justicia transicional, perfilándose como una experiencia única dentro de nuestro entorno regional y continental, y una de las cinco llevadas a cabo a escala internacional, tal como reconoce la ONU.
Así pues, por una parte, hemos alcanzado los grandes objetivos marcados, al esclarecer la verdad y lograr la reconciliación y la equidad, así como la reparación de los perjuicios individuales y colectivos; y por otra, nuestro país sigue hacia adelante, dentro de su compromiso para con todas las fuerzas vivas de la Nación, con la puesta en marcha de los amplios procesos estructurales, institucionales y legislativos, por la misma inaugurados, que guardan una relación con la protección de los derechos humanos y la edificación de la democracia.
En este sentido, firme es nuestro propósito de garantizar el pluralismo y el derecho a la diferencia, en el seno de una democracia participativa.
Por ello, nos Hemos empeñado en abrir ampliamente las puertas ante las energías creativas y las iniciativas edificadoras de la sociedad civil, saludando el dinamismo del que han dejado constancia en diferentes ámbitos de la acción nacional.
De igual modo, Hemos obrado por garantizar la promoción y protección de los derechos humanos para todos los marroquíes, sin distinción alguna, dentro y fuera de nuestro país, gracias a la reestructuración y creación de varias instituciones especializadas.
En este contexto, queremos reiterar Nuestra determinación de seguir salvaguardando los derechos de nuestros conciudadanos residentes en el extranjero, resguardándolos de todo género de discriminación.
Convencidos de que la consolidación de la ciudadanía digna no se puede alcanzar con la mera promulgación de legislaciones o la creación de instituciones, a pesar de la importancia que éstas puedan revestir, nuestro país ha procedido a la adopción de una serie de planes promisorios en materia de educación sobre los derechos humanos, dado que la educación y sensibilización en torno a los mismos, constituye la mejor garantía de su transmisión cultural y práctica, en el seno del Estado y de la sociedad.
Merced a estos logros registrados en materia de derechos humanos, nuestro país ha conseguido, gracias a Dios, conformar las legislaciones nacionales con los convenios internacionales establecidos en este ámbito.
En este sentido, y en aras de afianzar este proceso, anunciamos la retirada del Reino de Marruecos de sus reservas respecto al Convenio internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, superadas ya gracias a las avanzadas legislaciones promulgadas por nuestro país.
En el mismo orden de cosas, anunciamos nuestra ratificación de la Convención internacional relacionada con la protección de los derechos y dignidad de las personas discapacitadas, poniendo de relieve la amplia solicitud con que rodeamos esta categoría de nuestros ciudadanos.
Gracias a estos avances y procesos, así como a las obras lanzadas, y a los compromisos asumidos, nuestro país se ha erigido, en este ámbito, en un actor internacional, de reconocidos progresos y valerosas iniciativas.
En tal sentido, Marruecos no ha dejado de brindar su estrecha cooperación y entablar su edificante diálogo con las instancias y organismos internacionales dedicados a los derechos humanos.
Para alcanzar tal finalidad, el Reino de Marruecos consiente máximos esfuerzos a fin de contribuir activamente en el proceso de reforma de diferentes ámbitos de la Carta de la ONU, entre los que cabe mencionar la decidida participación de nuestro país en la consolidación de los instrumentos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, así como su propuesta de adopción de una «Declaración mundial sobre la educación y formación en el ámbito de la divulgación de la cultura de los derechos humanos», además de inscribir una recomendación en torno a la labor de las instituciones de mediación para la promoción y protección de los derechos humanos.
Señoras y Señores,
Cualquiera que fuera la envergadura de los logros alcanzados, los derechos civiles y políticos sólo cobrarán su dimensión real en la vida cotidiana, si son completados con la promoción de los derechos económicos, sociales, culturales y medioambientales, a los que concedemos prioridad dentro de las políticas públicas de nuestro país.
Por ello, hemos colocado a la cabeza de Nuestras preocupaciones la lucha contra la pobreza, la marginación, la ignorancia y el analfabetismo, todos ellos contarios a nuestros deseos de garantizar una ciudadanía digna a todos los marroquíes, hombres y mujeres.
De este modo, lanzamos la Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano (INDH), con el objeto de garantizar los motivos de una vida digna para las categorías que acusan precariedad y para las regiones desfavorecidas.
Desde esta misma perspectiva, Marruecos toma parte de manera seria y sincera, en los diferentes foros regionales e internacionales, para consagrar esta visión global, a fin de que la ONU asuma su plena responsabilidad en la aplicación de los pactos y convenios internacionales establecidos, así como en la adopción de nuevos instrumentos eficientes, capaces de promover el desarrollo humano sostenible.
Señoras y Señores,
En estos momentos de conmemoración de este histórico acontecimiento, que comporta significados de justicia, libertad y dignidad humana, no podemos dejar de condenar el sufrimiento y la humillación que sufren los ciudadanos marroquíes secuestrados en los campos de Tinduf, en clara violación de las reglas más elementales del Derecho Internacional Humano.
En este sentido, Marruecos condena toda explotación vil e infame de la noble causa de los derechos humanos, por los enemigos de su integridad territorial, para huir de su responsabilidad de corresponder con los constantes esfuerzos desplegados por la ONU, a fin de alcanzar una solución política definitiva al diferendo regional en torno a la marroquidad del Sahara, a través de negociaciones de fondo, que parten del realismo y del espíritu de consenso.
Pero por más que persistan en su obstinación, negando y oponiéndose acérrimamente a los derechos humanos, a través de sus prácticas agresivas, llevadas al extremo en los campamentos del secuestro forzoso, sus desesperadas maniobras no podrán mermar nuestra firme voluntad de salvaguardar las libertades públicas, individuales y colectivas, en todo el territorio nacional, ni nuestro empeño de continuar por la vía de la apertura positiva y del diálogo serio.
Renovando la solidaridad para con el conjunto de los hijos de nuestras provincias del sur, estén donde estén desterrados, no escatimaremos esfuerzo alguno para garantizarles su legítimo derecho del libre retorno, para vivir dignamente a lado de la gran mayoría de sus parientes y seres allegados, establecidos en su Madre Patria.
Así pues, y para poner término a este contencioso artificial, que no hace sino entorpecer el derecho de los pueblos magrebíes a un desarrollo integrado, Marruecos ha presentado una valiente propuesta de autonomía, cuya esencia reside en el respeto de los derechos del ser humano y de la promoción de sus capacidades creativas, que tanto la ONU como la comunidad internacional, han calificado de seria y digna de credibilidad, por coincidir con los criterios internacionales.
En cualquier caso, Hemos de reafirmar que Marruecos seguirá irrevocablemente en la vía democrática y de respeto a los derechos humanos, dentro de una patria unida, solidaria y próspera.
Señoras y Señores,
El proceso de promoción de los derechos humanos sigue perfilándose como arduo, largo y permanentemente mejorable, lo que requiere una adhesión colectiva, impulsada por una incansable voluntad.
Así pues, no nos hallamos ante un horizonte limitado, sino más bien frente a una dinámica constante, y un sistema engarzado, por sus dimensiones democráticas y de desarrollo, que requiere la existencia de instituciones y mecanismos eficientes, capaces de favorecer su promoción y protección.
En este sentido, firme es Nuestra determinación de apoyarla iniciando grandes obras estructurales, con las que nos proponemos salvaguardar la dignidad de nuestros ciudadanos, y conseguir la justicia, en su amplio sentido, tanto judicial como social y económico, a fin de fortalecer los esfuerzos de producción y distribuir los frutos del desarrollo.
De igual modo, nos hallamos decididos a emprender la reforma radical y profunda de la justicia, así como afianzar la regionalización avanzada, dos aspectos que vienen a constituir el pilar fundamental de la buena gobernanza, de la separación de poderes, de la protección de las libertades individuales y colectivas y del imperio de la ley y la igualdad de todos ante la misma.
Tales objetivos supremos, no sólo constituyen designios nacionales, sino que vienen a representar la esencia misma de los valores democráticos fundadores de la Declaración Mundial de los Derechos Humanos, así como se consideran como el fruto de la lucha de todas las naciones y de todos los pueblos, por lo que deben constituir un factor de acercamiento y de concordia, dentro del respeto de la diferencia y de la variedad de los componentes de la comunidad internacional.
Desde esta óptica, queremos reafirmar el compromiso de nuestro país para con la unanimidad mundial, en torno a esta Declaración, convertida ahora en una referencia mundial que ilumina a la comunidad internacional, en una época marcada por la inestabilidad de las ideologías, la celeridad de las mutaciones, la complejidad de las crisis, la agravación de los retos securitarios y el carácter central de los desafíos del desarrollo.
En las virtudes de la “dignidad y justicia para todos” hallaremos los motivos, constitucionalmente consagrados, que refuerzan nuestro aferramiento a los derechos humanos, tal y como son mundialmente reconocidos.
Así pues, además de ser objeto de unanimidad por parte de las distintas confesiones, culturas y civilizaciones, tales virtudes son centrales en nuestra sagrada religión islámica, que da cabida a todos los derechos humanos. Dicen las Divinas palabras: “Hemos honrado a los humanos” (Sagrado Alcorán).
El saludo, la bendición de Dios el Altísimo y sus gracias, sean con vosotros.
Palacio Real de Rabat, a 8 de diciembre de 2008.
Mohammed VI
Rey de Marruecos