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Balance de la Conferencia de Beijing: desafío de cambiar las mentalidades y consagrar el principio de rendición de cuentas

 

Los participantes en el encuentro organizado bajo el lema “De la retórica a la efectividad: evaluemos el cambio 20 años después de Beijing”, el 28 de noviembre por la coalición de igualdad sin reserva, el Consejo nacional de derechos humanos, Women’s Learning Partenership International (WLP) y ONU-Mujeres, señalaron que la promoción eficiente de los derechos de la mujer pasa necesariamente por la introducción y el impulso de un acuerdo societal, político e intelectual sobre el principio de igualdad. Un acuerdo que no se afecta por las circunstancias y los cambios políticos y que permite “la reorganización del sistema social y el cambio de mentalidades”, además de la necesaria consagración del principio de la rendición de cuentas por las violaciones contra las mujeres.

La ONU había celebrado, del 4 al 15 de septiembre de 1995 en Pekín, la cuarta conferencia mundial sobre la mujer, bajo el lema “la igualdad, el desarrollo y la paz”. La conferencia fue coronada por la declaración y La Plataforma de Acción de Beijing. Dicha plataforma define un conjunto de objetivos estratégicos de los cuales citamos la mujer y la pobreza, la educación y la capacitación de la mujer, la mujer y la salud, la violencia contra la mujer, la mujer y los conflictos armados, la mujer y la economía, la participación de la mujer en el poder y la adopción de decisiones, los mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer, los derechos humanos de la mujer, la mujer y los medios de comunicación, la mujer y el medio ambiente, la niña. El 2015 será consagrado a la evaluación del balance y los logros alcanzados por los países en cuanto a la plataforma de acción de Beijing.

Los participantes hicieron hincapié en el balance de las realizaciones de los Estados en el campo de la aplicación de los derechos de la mujer a la luz de la declaración y plataforma de acción de Beijing. En este marco han señalado los aspectos positivos de este balance que residen en que muchos países han podido eliminar la discriminación de sus leyes y promover la igualdad entre sexos, el incremento de la tasa de escolaridad de niñas, el refuerzo de la participación de la mujer en el mercado laboral (a sabiendas de que los países árabes, como lo señalaron los participantes, quedan los menos avanzados en el campo de la potenciación económica de la mujer), el notable desarrollo en el campo de las normas internacionales relativas a asuntos de la mujer, la paz y la seguridad.

Por otro lado, los participantes (expertos y defensores de los derechos de la mujer) destacaron la permanencia de varias formas de desigualdad entre sexos, señalando  que el desarrollo registrado en el campo de la educación de la mujer no tiene un impacto directo sobre su acceso al mercado laboral, además del permanente incremento de mortalidad materna.

Otros han considerado que a pesar del avance registrado, en general, a nivel de la educación y la mejora de la situación sanitaria de la mujer, esto no se acompaña del mismo avance a nivel de la participación de la mujer en el campo económico y político, además en algunos países se registra un cierto retroceso en algunos logros (incremento de la tasa de la alfabetización, retroceso del estado sanitario, incremento de la trata de personas).

El encuentro fue coronado por la formulación de una serie de recomendaciones, entre las cuales:

  • la necesidad de reforzar el principio de rendición de cuentas y luchar contra la impunidad en los casos de violencia contra mujeres;
  • cerrar la brecha entre las leyes y políticas y entre el goce efectivo de las mujeres de sus derechos;
  • prohibir la puesta de reservas sobre disposiciones que afectan los principios esenciales de la convención contra la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer  (CEDAW);
  • Garantizar la convergencia entre el sistema de desarrollo y el sistema de derechos humanos, en particular en el campo de educación y sanidad.
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